viernes, 8 de agosto de 2008

USA Y EL FANTASMA DE LA REVOLUCIÓN NACIONAL EN LA ARGENTINA.- Por Carlos M. Duré

Antes de la Cumbre, la apología del anfitrión

En los elogios de circunstancia previos a la Cumbre de las Américas efectuada en Mar del Plata, Argentina, el 4/11/05, el presidente George Bush había dicho que el presidente argentino Néstor Kirchner, pese a su discurso populista de campaña electoral, era un conservador que había salvado a su país de un colapso equiparable al padecido por Estados Unidos en 1929.

Después de la Cumbre, la imprecaciones

Tras la Cumbre, en la que USA sufriera un revés propagandístico por el fracaso del ALCA, el US Departament of State se largó a decir que lo de Mar del Plata “fue un ataque a la democracia representativa” el cual demuestra que "existe allí una alternativa" a "las instituciones que apreciamos tanto". Estas palabras pertenecían al Secretario adjunto para asuntos hemisféricos Tom Shannon, para quien los rasgos populistas de Néstor Kirchner adquirían mayor intensidad que los rasgos conservadores que le encontraba George Bush un mes y medio antes.

Venezuela y Argentina, incubadoras del terrorismo

Shannon quería decir con su circunloquio que los gobiernos autoritarios y populistas del venezolano Hugo Chávez y del argentino Néstor Kirchner eran un potencial criadero de terroristas como los de Medio Oriente por sincronía ideológica.

Los coreutas de la Casa Blanca

La caracterización de Kirchner como anfitrión de la ideología maligna llega por fin a las declaraciones oficiales en USA después de circular durante un año, como mero chisme, por el Pentágono y por la sección latinoamericana del diario Wall Street Journal. Primero, el ex comandante del Comando Sur norteamericano, gerneral Hill calificaba de subversivos a Chávez, Lula y Kirchner. Y después, la columnista M. Anastasia O’Grady, del WSJ, sin increparlo directamente, le atribuía al presidente argentino predisposición a nombrar funcionarios y jueces provenientes de la subversión. (Ver "El aguantadero argentino", 13 / 7 / 05)

Argentina padecería de un exceso de gobernabilidad peronista

El rotundo ejercicio del poder peronista - característico en cualquiera de sus formatos ideológicos – comenzaba a percibirse amenazador en Washington menos por sus actos de gobierno que por el pasado activista, social nacionalista del presidente Kirchner y de un puñado de sus hombres (el New York Times llamaba al diputado y periodista Miguel Bonasso “subversivo de extrema izquierda”).

Las neuronas de la inteligencia norteamericana

Naturalmente, el gobierno de USA se nutría de dos fuentes para poner en tal picota al kirchnerismo. Una, es el polvoriento archivo de la CIA de los 70 que todavía no ha sido desclasificado pues se entiende que tiene vigencia. Otra, es la prensa que simpatiza con USA y su geopolítica americana en cualquier momento de la historia.

Algunos periodistas dicen en voz alta lo que el Departamento de Estado sólo murmura.

El periodista británico radicado en la Argentina James Neilsson, desde la tribuna del diario Río Negro de la provincia argentina homónima se preguntaba por esos días: “Néstor Kirchner ya está en el poder hace más de dos años y medio, pero todavía no sabemos la respuesta para un interrogante clave: ¿Adónde se ha propuesto ir?”, aunque previamente ya respondió titulando su nota “El regreso de los Montoneros”.

No hay que preguntar a dónde va sino desde dónde regresa

Invirtiendo los términos del elogio de Bush que se comenta más arriba, Neilsson decía que pese a dos años de gobierno conservador, por su conducta reciente, Kirchner inspiraba la sospecha de que tenía en mente algo mucho más ambicioso. Agregaba que en el fondo, el presidente argentino, siempre había sido un militante de la revolución latinoamericana (Neilsson llama a ésta causa: “fantasía elitista que tanto ha contribuido a mantener a la mayoría de los habitantes de la región en la miseria” en su artículo fechado el 15 / 12 / 05; frase inspirada en la del Departamento de Estado fechada el 9 / 12 / 05: “esas alternativas han fracasado miserablemente en otras partes del mundo, todavía mantienen un cierto grado de resonancia en las Américas debido a la desesperación que existe entre tanta gente pobre en esta región").

La revolución furtiva

Agregaba Neilsson que la presencia de ex montoneros y chavistas en el gobierno de Kirchner era sólo un indicio más de que el poder político en la Argentina, en el más leve de los casos, estaba jugando con la idea de iniciar una revolución. Dicha revolución -aclaraba el periodista anglosajón-, que en el ámbito local podría tomarse como de izquierda, en realidad sería “una variante de la derecha autoritaria corporativa, nacionalista y jerárquica”.

El socialismo nacional visto desde el extremo opuesto

La extraordinaria confusión que provoca la Juventud Peronista, JP de los 70, en el simplificado esquema de los que analizan la Argentina para Occidente incluye la malversación de la expresión “socialismo nacional” que en inglés se dice “national socialism”.

La juventud es un mal que se cura con el tiempo(George Bernard Shaw

El peronismo no es ni bueno ni malo, es incorregible (Jorge Luis Borges)

La Juventud Peronista

Ya en su origen el mismo movimiento de Perón fue tildado por los padres y abuelos de los analistas consultados por USA (y por los padres y abuelos de la JP) como proclive al nacionalsocialismo. Y no menor había sido la confusión de la JP setentista cuando, arrastrada por la corriente ideológica del Tercer Mundo, atribuyó a su propio movimiento el germen de la revolución socialista nacional.

Tal desorden de factores se subsana, en el caso del análisis norteamericano, con la palabra revolución que contiene todos los significados negativos a falta de una definición más precisa. Y en el caso de la ya cincuentona Juventud Peronista la firme empuñadura del poder político, al tacto, se parece a un acto revolucionario, con la ventaja de que no acarrea muchos compromisos ideológicos.

(Fin de la carta)

Libre reproducción con la sola mención de Carta Argentina como fuente