(Publicado originalmente el 7/3/06)
El 6/3/06 CA intentó poner en contexto las denuncias de Liam Fox - Secretario en las sombras para asuntos de defensa del partido conservador británico – de maniobras inquietantes de aviones y submarinos argentinos cerca de la zona de exclusión de las Malvinas.
A las alarmas del señor Fox, CA yuxtapuso la invasión del mar de uso económico exclusivo argentino por un buque pesquero inglés con base en Malvinas y la escala del HMS Endurance – buque de guerra ex combatiente de la batalla de Malvinas – en el puerto de Ushuaia obteniendo, en el corto lapso de un mes y medio, una sucesión de episodios causados por los britanos con la probable intensión de medir la reacción política y militar de los argentinos.
El secreto del pesquero capturadoDurante la instrucción judicial del caso del pesquero sorprendido por la Prefectura robando pescado argentino se produjo el contacto de rigor entre los ministerios de relaciones exteriores de ambos países. De ese intercambio de opiniones trascendió que el incidente no suponía una alteración de las relaciones entre ambas naciones y se mantuvo en secreto una discrepancia de fondo que puede derivar en futuros problemas.
En realidad no es un secreto que el UK no reconoce un derecho internacional que le asiste a todo país sobre las 200 millas de uso económico exclusivo. Sólo admite la franja de mar soberano de tres millas.
Al chequear la denuncia sensacionalista de Líam Fox, el diario The Observer procuró la opinión del Foreing Office cuyo vocero aprovechó la oportunidad para decir que todo estaba tranquilo al margen de la captura del John Cheek “que estaba pescando en aguas internacionales”.
La discrepancia secreta que no alcanzó estado público en Buenos Aires quedó claramente expuesta en Londres.
La diferencia entre admitir o no el derecho sobre las 200 millas no es retórica para los ingleses y especialmente para los kelpers (o subingleses)del archipiélago.Los habitantes de las Malvinas viven del cobro ilegal de permisos de pesca. Durante la dos décadas pasadas la actividad depredadora de flotas de todas las banderas (menos la argentina, por supuesto) redituaron a los 2000 habitantes de Malvinas un promedio de us$ 40 millones por año.
Semejante renta los hizo los súbditos británicos de segunda selección más ricos del imperio. Hasta que en el 2005 se conjuraron en su contra dos desgracias: el alza incontrolable de los combustibles (los kelpers importan todo por avión o barco) y la caída vertiginosa de los volúmenes de pesca con la consiguiente mengua de permisos. De manera que el autosustento del archipiélago tiene los días contados
A esto hay que cargarle el costo de mantenimiento de la base de Mount Pleasant y de las naves de guerra británicas surtas en Puerto Argentino. Baste considerar que sólo el mantenimiento del HMS Endurance cuesta us$ 5 millones por año.
La Argentina posee los dos recursos que asegurarían la presencia británica en el Atlántico surPara no abundar en otros motivos de especulaciones militares británicas sobre el mar argentino, se puede decir que la solución hipotética a las carencias de los ingleses de Malvinas están dentro de las 200 millas argentinas.
Aunque los cardúmenes de merluza negra de la costa patagónica sufrieron también los efectos de la depredación, parecen estar aun más nutridos que los de las 180 millas de la zona de exclusión de las islas. Y, por otro lado, los altos costos originados en el precio de los combustibles podrían compensarse si el UK pudiera instalar una plataforma petrolera en el golfo San Jorge antes que lo haga el consorcio ENARSA, PDVSA y PETROBRAS: Argentina, Venezuela y Brasil.
Al respecto decía CA el 23 de enero pasado:
“Gran Bretaña es una amenaza para el golfo San Jorge. La milla 350Uno de los acuerdos hidrocarburíferos a los que arribaron Brasil, Venezuela y Argentina la semana pasada incluye la exploración y eventual explotación de yacimientos en el golfo San Jorge. La cuenca potencial se extendería hasta la zona de exclusión impuesta por Gran Bretaña alrededor de las islas Malvinas –a 500 km de la costa del golfo San Jorge -, territorio argentino ocupado por fuerzas militares que en algún momento estuvieron armadas con artefactos nucleares.
Aunque la Armada Argentina evita expresiones alarmistas en éste sentido, el contraalmirante Carlos Sánchez, director ejecutivo de la Dirección de Material Naval, dice en el sitio web del arma:
‘...la Armada requiere medios. Nosotros tenemos hoy otros 2,7 millones de kilómetros cuadrados en el mar, equivalentes al territorio propio terrestre. Eso con las 200 millas de la plataforma continental. Con la COPLA (la milla 350), se triplica’ “
Todas éstas hipótesis se originan en la relación costo – beneficio implicada directamente en el mantenimiento de la ocupación de las Malvinas. Pero, con la amenaza islámica cernida sobre su propio territorio, se preguntará el lector por qué el Reino Unido todavía hace juegos de guerra sobre la soberanía argentina.
Una de las respuestas es por la península antártica. Pero ese es otro tema.
(fin de la carta)
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