miércoles, 3 de febrero de 2010

UK. El oficio de retorcerle el cuello a la historia.- Por Carlos M. Duré

Carta Argentina - Archivo, 8/4/07.- El 1/4, "Las aguas borrascosas de Malvinas", publicada por CA, dice casi como al pasar que el Reino Unido, UK, encuentra un buena coyuntura en la jurisprudencia internacional para amenazar a la Argentina con la independencia de las islas: la propuesta de independencia de la provincia serbia de Kosovo.

Al día siguiente, el diario británico The Guardian publica un artículo del veterano periodista Richard Gott bajo el título "El reclamo de Argentina por Malvinas todavía es bueno".

El artículo es francamente favorable a la Argentina respecto de la disputa y una rareza en la línea editorial que el diario mantiene en el affaire.

También, casi como al pasar, Richard Gott dice que todo gobierno argentino, cualquiera sea su franja política, mantendrá el reclamo por Malvinas tal como los gobernantes de Belgrado interpondrán siempre sus reclamos por Kosovo.

Soldados argentinos:Malvinas,1982

Remitiéndola al contexto del artículo la idea complacería a argentinos y serbios. Pero insertándolo en la geopolítica y su más reciente taumaturgia ese párrafo termina diciendo exactamente lo contrario. De la algarabía que estalló en la UE cuando el enviado de las Naciones Unidas, Martti Ahtisaari dijo que la independencia es “la única opción viable”, los aplausos más fervorosos fueron los de Estados Unidos e Inglaterra. Por lo que asimilar Malvinas a Kosovo, aun cuando Gott y los argentinos lo entiendan positivamente, es un boomerang que volverá tomándolos distraídos. En ambos teatros de conflicto, Inglaterra y Estados Unidos son los principales implicados.

Al comparar Malvinas y Kosovo, Gott dice que los gobiernos argentino y serbio reclamarán siempre la soberanía. El Foreing Office podría continuar la sentencia: reclamarán la soberanía por toda la eternidad un vez declarada la independencia.

Posiblemente The Guardian haya publicado esta rara opinión de Richard Gott el 2 de abril, día de la recuperación argentina de las Malvinas, sólo para atemperar los arrebatos rayanos en el independentismo que abundarán tanto en Londres como en Puerto Argentino (localidad que tiene un pseudónimo inglés) el 14 de junio, día de la liberación para los kelpers y de la derrota para los argentinos.

CA interpreta que los ingleses arrojan en medio de la disputa con la Argentina la independencia de las islas para desviar las discusiones sobre la soberanía a una palestra bizantina en la que una pequeña aldea hace las veces del muñeco del ventrílocuo.

Incluso pueden echar mano de una solución internacional al problema de la seguridad de los isleños - el desamparo ante una eventual acción militar argentina es el mayor obstáculo para su autodeterminación - cuyos altos costos hoy pesan sobre la corona. Con sólo invocar la receta del mediador Ahtisaari en el conflicto de Kosovo, los ingleses derivan a la ONU el gasto militar de la defensa de los kelpers.

Dice el mediador: “luego de una cuidadosa consideración de la historia reciente en Kosovo, las realidades de Kosovo en la actualidad y teniendo en cuenta las negociaciones con las partes, he llegado a la conclusión que la única opción viable para Kosovo es la independencia, supervisada por la comunidad internacional en el período inicial”.

Es decir, se circunscribe el conflicto a "la historia reciente". Para los serbios quedaría excluida la historia de Kosovo como Estado matríz de Serbia y para los argentinos quedaría excluida la usurpación inglesa de 1833 y la historia de Malvinas se registraría recién a partir del 2 de abril de 1982. En ambos casos las víctimas aparecen como agresores y tal predisposición será vigilada por la ONU.

Tropas de la OTAN en Kosovo.

Los primeros incrédulos de una independencia kelper son los propios ingleses quienes admiten desfachatadamente que el actual status del archipiélago es "una anomalía histórica" necesaria a su estrategia antártica (declaraciones de Nicholas Winterton).
Pero, la perfidia es una destreza que los británicos no ocultan salvo en el momento de emplearla. Le han conferido tanto prestigio, que sus víctimas la ven como el non plus ultra de la civilización y se ajustan al cuello esa soga creyéndola un moño de smoking.

A propósito, en su artículo “El socialista Blair aprueba a Thatcher” (Ver) Enrique Oliva relata una elocuente anécdota de su entrevista a Lord Shackleton. Dice este poco común parlamentario: “Los argentinos se equivocan al llamar piratas a los ingleses. No saben que aquí es un título honroso y afectivo. Pero aquí también se confunden al criticar al considerar despectivamente con intenciones insultantes, a ustedes como ¡gauchos”.

Los piratas eran ladrones. Los gauchos tenían un estricto código moral y su naturaleza pampeana fue botín de los ladrones cuyos alambrados terminaron extinguiéndolos.

Los británicos han domesticado su inmoralidad y pretenden domesticar las virtudes de otros pueblos igualando a todos por lo bajo y lo peor ya que su imperio no pudo trascender como civilización. En eso consiste el sofisma de Lord Shackleton y el estereotipo de Malvinas y Kosovo.


(Fin de la carta)